¡Mejor así! No puedo hablar ni pensar cuando lo veo. ¡Qué debilidad extraña, que blandura en los huesos, como un líquido hirviente me corre bajo la piel, quiero hablarle, tocarlo, confrontarlo, pedirle, preguntar, preguntar, preguntar, escuchar hasta extenuarme, prometerle, protegerlo, decirle que nunca más estaré lejos.
No es la pasión baja ni vil, no es desenfreno, esto es prístino, transparente, verlo respirar el aire picante en las mañanas de invierno, es el fogón, la infancia.. ¡ Qué largas son las horas del deseo !