lunes, 14 de julio de 2008


Millones de almas perdidas me acompañan en mi locura literaria, todas ellas esperando respuestas a las más desesperadas preguntas.
¿Haz logrado escapar? ¿Ahora te sientes a salvo? ¿Cuál es el miedo?
¿Alguna vez sintieron al miedo impedir dar un paso?
Alguien me dijo una vez que el miedo es una prisión sin rejas, por más que veas que estás libre no puedes tener la libertad. Cuando el miedo se aleja es cuando debo aprovechar a salir de esta cárcel.
Miro hacia arriba, en la cima, y el miedo grita al caer la noche. Se convierte en un ave rapaz, quiere que sea su alimento. Vigila, espera encontrarme inmóvil, ya ha posado sus ojos en mí. No quiere abandonarme y me muestra heridas de antaño.
Se que no es solo esto, también hay una luz y aunque esta lejos la puedo ver.
Mi corazón no deja de dar señales, camino, me dirijo a el, ya puedo sentir la esencia.
Pero… Cuando misteriosos los pensamientos danzan en las tinieblas apareces, jugando con el sueño de un niño, que se apagará en los brazos de la rota inocencia, viendo en la tiniebla de la invernal noche la frialdad de los pasos y de los angustiosos paños que acompañándote sabrás callar…porque bailando te hallarás…bailando al compás del miedo. ¡Porque sabes que el ave sigue allí!